Añoro el asfalto,
el olor de la ciudad...
y es que soy muy dada a los abismos,
a las pérdidas con mapa,
a los desconocidos...
Sí.
Echo de menos el gustoso peso
de los días por casualidad.
Ahora,
en este esporádico limbo atemporal,
cobijada por la seguridad del claro orden
en el que suceden las cosas,
necesito engancharme a la rutina
de días repletos hasta arriba,
para olvidar que por aquí
las casualidades llegan poco,
a no ser que se extravíen.
Pero...
estoy aprendiendo mucho.
De verdad.
Me alimento bien de esta vida.
Noto como crezco hacia adentro.
La cabecita y el alma,
claro...
y sin embargo,
no negaré que tengo ganas,
siempre tengo ganas de irme,
(será muy pronto)
a buscar de nuevo un sitio que habitar...
mientras tanto,
mientras que toca permanecer,
me permito una escapada...
ya metí dos vestidos en un bolso de viaje
para lucir el fin de semana
en la ciudad de sol.
toca reciclarse en el jaleo
y el ritmo loco,
de nuevo respirar hondo el ruido,
la diferencia.
y que se pierda mi pista...